Después de arduas negociaciones para internacionalizar la “alegría de vivir local” el ministro de economía, conocido como “el espíritu sensible del pastel”, privatizó la canción ciudadana de Portugal y ahora un 37,5% del fado es japonés.
Diez millones de fanáticos japoneses entonaron el sábado pasado “Ai Mouraria” aumentando rápidamente el valor intrínseco del fado como patrimonio mundial de la humanidad en la Bolsa de Tokio. El índice Nikkei de la Bolsa de Tokio reveló una importante subida desde entonces.
“Gracias al ministro ComicoGordito - dijo el cantor Carlos do Carmo - tenemos ahora el fado de Lisboa, el fado Coimbra y el fado de Tokio Akasaka y encima se venden sin parar los CD del guitarrista Carlos Paredes, principalmente entre la juventud de Shibuya.”
“Otra idea que estamos analizando será exportar enfermos terminales de modo que no ocasionen más gastos al Estado. Al final en cuantos países hay cementerios con pocos muertos? - dijo el risueño ministro ComicoGordito - A veces cuando visitamos algunos países los cementerios parecen vacios, dando la mala sensación que ahí no vivía nadie. Además los interesados se beneficiarían con la visita de los familiares de los enfermos y la venta de flores (antes y después). En democracia hay que internacionalizar, amigos!
También se corre la bola que se sugirió en el congreso que cada diputado done un riñón para ser vendido en el mercado negro, de modo de poder pagar más rápido los intereses de la deuda externa. Algunos diputados ya dijeron claramente que no lo harán, pero sugirieron que sería interesante hacer una campaña de sensibilización en las escuelas primarias de todo el país.
Sayonara. Oyassuminassai y medialunas en el desayuno.