En Barracas me hablaron por primera vez de
Otto Jitler, cerquita de la plaza Colombia, en un pequeño café llamado “El
pensamiento”.
Don Otto fue uno de los tantos inmigrantes
europeos que fue a parar a Argentina escapándose de la guerra. Guerra que este
gran territorio de colonizadores organizó para dominar o exterminarse en familia, gracias
al noble desarrollo cultural que el hombre blanco supo conseguir. Y cuyos
resultados podemos confirmar hoy: siglo XXI, creo.
“La música es un arte demo-ariano”, decía con
orgullo el Dr. Otto Jitler, politólogo y musicólogo de profesión y catador de
vinos por afición, sostenía también que difícilmente vamos encontrar mejores
represores que un músico.
Alguien que ordena frequencialmente su vida,
y establece reglas para él y para los otros es digno de elogios, a partir de
aquí solo podremos mejorar física y espiritualmente. “Con orden y progreso
sonoro, la humanidad alcanzará su cometido de desarrollarse positivamente como
entes biorepresores”, decía frecuentemente cuando saboreaba un vaso de vino
patero.
Les dejo algunos de sus pensamientos escritos
en sus 666 libros de bolsillo de lectura casi rápida. Con los cuales algunos
podrán o no concordar como sucede en la mayoría de los devaneos de la mente.
“Ud. canta desafinado, es de raza inferior.”
“Ud. no reconoce un trombón del mugido de una
vaca, debe ir a un campo de concentración para concentrarse y aprender. Luego
de aprender debe morir porque cometió un error demasiado grave.”
“Ud. no sorprende a su colega con un acorde
de séptima menor pues no ha hecho con el nada nuevo, debe ser fusilado.”
“Ud. no entiende porque le tiene que gustar
la novena sinfonía de Beethoven, deberá
ser condenado a 50 años de trabajos forzados en la selva negra.”
“Ud. toca el ukelele y falla en la
interpretación de la cabalgata de las valquirias, dos años desayunando con
aceite de ricino.”
“Ud. debe entender que es inferior si pifia una
nota en las variaciones de Palomita Blanca. Hay que cortarle las manos.”
“Ud. tiene que disfrutar con la música que
los profesionales le sugieren que son saludables.”
“Ud. no tiene gusto musical, ni oído
gastronómico. Tiene que tomar clases urgentemente o será ejecutado a
chicotazos.”
“La sensibilidad de un músico es enorme. Vean
los jóvenes maestros dirigiendo la Consagración de la Primavera, con esos
gestos estimulantes, grandilocuentes, que revelan el placer digno de los seres
superiores, de los arianos demócratas, que superan de lejos la sensibilidad de
los demócratas-pobres, de los demócratas-feos y de los demócratas-iletrados.”
Así escribía en su “Historia de la Buena Música”
el Dr. Jitler. “Los hombres de Dios debemos tomar la espada para educar en
democracia. Y saber cuando es necesario organizar una matanza en masa para salvar
a la patria. Así, en democracia-ariana, viviremos con justicia, dignidad y
limpieza sonora.” Decía sentencioso en su libro “Brigada 440”.
“Otros fallaron, nosotros venceremos.”
Algunos cuentan que Jitler terminó su vida
hace unos años cuando un colectivo 33 lo atropelló y le pisó la cabeza, pero otros
discordan y dicen que, rejuvenecido, ha vuelto a Europa donde vive en el
anonimato. Viajando de país en país para
asesorar a varios políticos sobre la libertad y la justicia del este joven
siglo.
Buenas tardes,
Buenas tardes,
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