Los hombres de tango saben que existe una
gran variedad de sonrisas en las caras
que andan por ahí.
Amigas o sarcásticas, las sonrisas se
reparten entre los hombres de buena y mala voluntad así en la tierra como en el
cielo.
No todas las cosas son lo que parecen. La comunidad
jesuita y científicos de la NASA comparten este pensamiento.
"Pocas cosas son la
realidad inteligible" me decía mi abuela que además sugería que debíamos tener
un gesto iconoclasta frente a la
pequeñez de la realidad perceptible, principalmente cuando tomamos un mate amargo y no hay bizcochitos de
grasa.
Hay varios tipos de sonrisas. Y yo las prefiero espontaneas, porque todas las otras esconden la cultura
cínica de la sociedad y sus buenas costumbres. Hoy, como otrora,
el hombre sonríe forzadamente porque lo exige su cultura, su educación social o
su conveniencia. O mucho peor: por diplomacia, el arte de mentir para
sobrevivir en sociedad.
Es vistoso ver cuando el Sonriente Excesivo
actúa y te pregunta ¿cómo estás? aunque le interese un pito a la vela. Este, sin embargo, con prudente sentido de la educación te pregunta “¿Cómo
estás?” y reprime su natural
indiferencia por vos substituyéndola con lo que entiende ser un gesto de importante interés social. Esta “buena
educación” nos indica que si sonreímos tendremos un posible enemigo
neutralizado.
Con sentido del deber y como practicantes de “buenas costumbres” los Sonrientes Excesivos preguntan
y desean que tu respuesta sea breve y positiva, de otro modo preferirán
masturbarse viendo una National
Geografhic que oírte decir algo de vos.
Hay siempre algo poderosamente malvado en una
sonrisa excesiva. Hay un claro anhelo de manipular al otro. Hay una cordialidad
traidora resumida en un gesto enfermo.
A todos los Sonrientes Excesivos les deseo
que revienten, y ardan eternamente en el averno, donde todos los de su casta se pregunten perpetuamente,
los unos a los otros, “¿Cómo estás?” y
oigan diariamente la respuesta con una sonrisa: “Bien, en el infierno estamos bien”.
Buenas noches,
No hay comentarios.:
Publicar un comentario