martes, 25 de mayo de 2010

GOMEZ RE, EL TRANSFORMADOR DEL TANGO (del maestro Dolina)

de Crónicas del Ángel Gris
de Alejandro Dolina

GOMEZ RE, EL TRANSFORMADOR DEL TANGO

El arte nuevo - decía Ortega - es impopular por esencia. Y no es que las
muchedumbres no gusten de él. Sucede en verdad que no lo entienden.
Al parecer, los géneros de vanguardia van dirigidos a una minoría
especialmente educada. Por eso despiertan irritación en la masa.
Cuando a uno no le gusta una obra, pero la ha comprendido, se siente
superior a ella y no hay motivo de encono. Pero cuando el disgusto
que la obra provoca nace de no haberla entendido, queda uno como
humillado, con una sensación de inferioridad que necesita compensarse con
muestras de indignación.
Hasta aquí, Ortega Y Gasset. Ya sin su ardua ayuda, podemos sospechar
que muchos artistas aspirantes, habiendo comprendido los argumentos
sobredichos, buscan la incomprensión como si se tratara de un valor estético.
En ciertas circunstancias no es mala idea: muchas veces la desorientación de
los pajarones es señal de que se esta recorriendo el camino correcto.
Sin embargo, buscando alejarse del entendimiento general, hay
quienes se extravían en los distritos del mamarracho.
No es muy audaz colocar el tango en el molde de estos criterios. Los
tangos nuevos también son impopulares. El público y la crítica han dividido
su opinión entre una minoría que los acepta y una mayoría que lo odia.
Así se ha generado una de las polémicas mas aburridas de la historia del
pensamiento humano.
En los años dorados del Barrio de Flores, las almas sencillas disfrutaban
los tangos sin análisis, sin doctrina y sin militancia. Un joven escuchaba
Sueño Querido y se quedaba tan fresco, sin otras cavilaciones que las que
podía sugerir la modesta letra.
Después, Los Refutadores de Leyendas hallaron que los viejos tangos
perjudicaban la pavimentación general y el funcionamiento de los motores
eléctricos.
- La velocidad de los modernos medios de transporte exige la creación
de tangos adecuados - señalaban.
Ya se sabe que algunos sectores de la población -los farmacéuticos,
por ejemplo- son muy sensibles a las alegorías con aviones y carretas por
eso aceptan con entusiasmo transformar su alma cada vez que se extiende
la red de subterráneos.
En los bailes y teatros, los Refutadores interrumpían a los cantores
para preguntar que sentido tenia llorar el amor perdido en un mundo en
el que existe la licuadora.
Lo extraño del caso es que estas argumentaciones fueron aceptadas
por los artistas tangueros con resignación y vergüenza. Muchos de ellos
procuraron entonces situar sus obras - y hasta sus personas - a la altura
del progreso con un entusiasmo menos adecuado para el arte que para las
Sociedades de Fomento.
Sin embargo - como siempre ocurre - el verdadero artista aparece
por la puerta menos prometedora.
Vale la pena que recordemos hoy a Néstor Gómez Re, el transformador
del tango.
En realidad, era un músico corriente que vivía en la calle Fray
Cayetano. Tocaba el bandoneón con cierto decoro y dirigía un modesto sexteto.
Tal vez el demasiado trato con estudiantes de derecho, psicólogos, operadores
de radio y anestesistas acabó por avergonzarlo de su profesión.
Cuando los primeros músicos proclamaron la nueva fe transformadora, él
se entregó apasionadamente a ella. Es posible que al principio no comprendiera
demasiado: Cuentan que se limitaba a ocultar y disimular el tango que
tocaba, con hábiles circunloquios musicales. El publico inocente
recibía aquellas creaciones como adivinanzas.
- Es "El esquinazo"...!
- No hombre...! "El Torito"...!
- Para mi es "Corralera"...
Pero con el tiempo, Gómez Re encontró su propia forma de romper
con las formas establecidas.
Viendo que casi todos los creadores novedosos competían en el
bizantinismo de los arreglos musicales, el pensó en la posibilidad de hacer
arreglos en las letras.
No suponga el lector sencillas correcciones de los versos menos
felices. La innovación iba mucho mas lejos.
Por empezar, al cantor convencional se le agregaba un coro que comentaba
o glosaba la acción central del relato tanguero, siguiendo líneas musicales
de contrapunto, o aprovechando pasajes, contestaciones, partes de violín
o meros firuletes caprichosos.

MI NOCHE TRISTE

Cantor solista : Percanta que me amuraste.
Coro: Sin ninguna razón.
Cantor solista: En lo mejor de mi vida
Coro: En plena juventud
Cantor solista: Dejándome el alma herida
y espinas en el corazón...
Coro: Mi pobre corazón y lo que es mas..
Cantor solista: Sabiendo que te quería,
que vos eras mi alegría
y mi sueño abrasador
Coro: Brasa y abrazo soñador
Cantor solista: Para mi ya no hay consuelo
Coro: No!
Cantor solista: Y por eso me encurdelo
Coro : Sí !
Cantor solista: Pa' olvidarme de tu amor...
Coro: Sigamos por favor....

A veces, el propio cantor interpretaba letra y músicas transformadas,
agregando notas o simplemente cantando las variaciones como en:

AMURADO:

Una noche mas tristona
que la pena que me embarga en esta triste situación
vi que tomo su bagayito y amurado me dejó;
se las tomó sin saludar con la mayor resolución.
No le dije una palabra
ni el mas mínimo reproche, ni la sombra de una queja
la miré que se alejaba
y pensé: que mala suerte, para mi todo acabó.

Muy pronto Gómez Re comprendió la necesidad de aceptar la colaboración
de un poeta. A falta de otros postulantes, se resignó a trabajar con
Carlos M. Caron, un escritor de Liniers experto en novelas policiales. De
este modo, nacieron los tangos de Detectives, expresión breve y musicalizada
de la Colección Rastros.
Naturalmente, los misterios propuestos no eran demasiado complejos.
Sin embargo, algunos temas aparentaban cierta dignidad. Quién mató al Pardo
Ramírez?, Sangre junto al buzón, El testigo insobornable, y la
milonga Chantaje en Villa Lugano, fueron los más logrados.
Reproduciremos, seguidamente, algunas líneas de inexplicable eficiencia:

Ceba rabo el morocho, observo la cana
cacha siempre la pava con la izquierda
El asesino zurdo

No crea que me llevo de chimentos:
la batieron sus huellas digitales
La gringa impía

La vida y la cana
se burlan de mi,
me acusan de un crimen
que no cometí
Falsas pruebas


Los Tangos Infantiles no pasaron de primer intento. Eran tanguitos
de hadas y de ogros reos, con princesas encerradas en galponcitos
de La Paternal.
La codicia los llevó más tarde a componer una serie de Tangos
Pornográficos como Entre los Yuyos, El Barbudo, y Que Nunca te Falte.
Los autores tradicionales del barrio como Anselmo Graciani, se
oponían encontradamente al trabajo de Gómez Re.
Manuel Mandeb tuvo la mala idea de organizar una mesa redonda
con la presencia de tradicionalistas y renovadores, en las instalaciones del
club J M Bosch de Villa Excelsior. El título del debate fué: Qué es el tango?
De entrada, nomás, Ives Castagnino postuló la definición ostensible.
- El tango es esto- dijo. Tocó El Apache Argentino con su guitarra y se fue dando un portazo.

Muy pronto se perfilaron dos criterios opuestos. Uno restringido,
que acotaba el género con rígidas exigencias. Otro amplio, que extendía el
tango hasta el confín del universo. De este último sector proviene el
"pantanguismo", escuela que sostiene que todo es tango, lo que significa
al mismo tiempo que nada lo es.
La discusión terminó con la oportuna intervención de la policía,
repartición que tiene ideas propias acerca de la música popular.
Desde aquella noche Gómez Re empezó a interesarse por las discusiones
y a descuidar su vida artística. La preparación de mortíferos silogismos
le resto tiempo para tocar el bandoneón. Sus últimas actuaciones
consistían redondamente en conferencias.
A decir verdad, son muchos los que hoy padecen un vicio semejante.
Mas fácil es encontrar ensayistas o historiadores tangueros que cantores
o guitarristas.
Ante la definición de Gómez Re, otros artistas tomaron la antorcha.
Un grupo de la calle Caracas cambió primero los instrumentos, luego
el ritmo, mas tarde las letras y, finalmente el nombre mismo del tango,
al que llaman rock.
Los profesores universitarios, los sociólogos, y los pisaverdes se
declararon partidarios de Gómez Re y sus sucesores, y lo nombraban a cada
párrafo en sus charlas y peroraciones.
En toda clase de actos públicos se anunciaba la muerte de los tangos viejos
y su reemplazo por el Neotango Internacional, que arranca lágrimas
a Belgas arruespes.
Confinados en reducidos cenáculos, los Retrógrados de Ayer solicitaban
la prohibición de los tangos posteriores a 1940.
Gómez Re se retiró para siempre y no volvió a actuar en público. El
ruso Salzman juraba haberlo visto en una cervecería de Los Toldos, tocando
sin adornos el tango Milonguita.
Los enfrentamientos polémicos siguen hasta hoy.
Nadie parece haber reparado en algo terrible: El tango nuevo ya es
viejo. Si se trata de juzgar que el arte no es eterno y mas aun, que ni
siquiera dura mucho, es necesario confesar que las invenciones renovadoras son
ya lugares comunes.
Por qué no aparecen nuevos demoledores para hacer probar a los
Gómez Re su propia medicina?
Las reflexiones iniciales de Ortega son de 1919. Es que tan luego el
arte nuevo, que auspiciaba el desalojo de las formas clásicas, pretenderá
quedarse para siempre?
Temo que a espaldas de los bandos tangueros, las multitudes se han
ido a casa.
La única esperanza está en la aparición del artista. Ese que se presenta
por la puerta menos prometedora y sin doctrina ni explicaciones, llega
al rincón mas secreto del alma.
Las buenas gentes de estos tiempos deshilachados no pierden la
esperanza.

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