jueves, 21 de agosto de 2014

Se incendió Disneylandia

 
- Se incendió Disneylandia" - me comentó mi amigo Roberto Spinetta.
  - Quise decir que soñé que se incendió y después de algunas cavilaciones concluí que es mi primera profecía - rectificó con la mirada seria.
- Mirá - te cuento: Todos corrían desesperados mientras los muchos Mickeys que habitan la ratonera de Disneylandia corrían con el culo y las orejas prendidas fuego,  los chicos de mi prima decían  atónitos y algo asqueados - Miren el pato Donald, está carbonizado!
- Rajemos! - dije yo valientemente. Huir del peligro es instintivo.
 
 
Justo habíamos viajado a California y los pibes querían ver los castilletes que el Zombie Congelado construyó, algunos dicen que el tipo todavía está vivo y que se alimenta esencialmente de helado para mantenerse en forma, pero yo no sé, Norteamérica es un país de ciencia ficción, algunos piensan que todo el proyecto es de origen nazi, incluso me contaron el otro día que  alguien vió a Tribilin con la esvástica en un llavero y también que  Rico McPato hizo fortuna con el oro nazi que los precavidos yanquis les confiscaron a los germánicos después de portarse un poquito mal. Vaya uno a saber, nazis hay en todos lados.
 
 

Así que salimos corriendo pisando algunos viejos, que dadas las condiciones  se habían caído y ni la ayuda de Dios, ni de la gente les llegó. - Gritaban bastante fuerte para la edad - dijo mi prima.
Por fin salimos y nos quedamos viendo desde afuera como ardía imparable toda la instalación que desde 1955 - año de la Revolución Libertadora en Argentina - se había consagrado como la Meca de los parques de diversiones. Y era una buena fuente de ingresos que los yanquis honraban de buena manera, pues sabemos que el dinero calma los nervios.
Acá ya no se divierten tanto - dijo mi sobrino Carlitos - mientras veía como se prendía fuego de pies a cabeza una abuelita que permanecía sentada en su silla de ruedas.
Aquello demoró bastante, los helicópteros llegaban con agua, los bomberos también. Entre todos creaban una sinfonía de sonidos descontrolados que  a su vez hacían contrapunto con los gritos de dolor y el llanto de tanta gente. - ¿Donde está Dios? - preguntaba una señora apagándose los zapatos, con un poco de Coca Cola.
Superman no apareció ese día, por eso fue todo más complicado y nosotros, los muchos que sobrevivimos gracias a la suerte  y el designio del Señor nos quedamos viendo desde afuera el espectáculo hasta que todo fue reducido a cenizas. Fue como una peli pero más intenso. Mi prima en ese momento sintió la falta de pochoclo.
Cuando volvíamos al hotel pateamos una nariz de Pinocho y una mano suelta semiquemada del ratón Mickey, nunca supe su apellido.
Nos fuimos al hotel, estábamos cansados de correr y mientras los chicos se bañaban, yo miraba en las noticias al presidente Black O, y entrecortado por el llanto reveló lo que todos temíamos, según su explicación, fue confirmado un ataque y encontraron el pasaporte intacto de un extraterrestre  de Andrómeda, aparentemente un militar del Comando Intergaláctico y que a partir de ese momento  comenzamos una  guerra más.
 

Después corría la bola que el Walt el Zombie Congelado se salvó otra vez refugiándose en su bunker de hielo y que se habia puesto de novio con Minnie la ratona, posiblemente con la idea de procrear.

- Roberto dejate de joder - le dije - y cebate unos mates. Siempre soñando pavadas vos!

- La gente ya no quiere saber de profecías ni de sueños extraños!  La gente vive anestesiada - me dijo cebando el primer amargo. La gente está demasiado pajerizada, che! - remató.


 Buenas tardes.
 
 
 
 

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